Ejemplo de análisis fílmico presentado al Austin Film Festival
- CB's Team
- 1 mar 2020
- 3 Min. de lectura

El siguiente ensayo es una muestra de análisis cinematográfico, uno entre muchos que realicé durante el Austin Film Festival 2019 como jurado:
Standing Up, Falling Down (2019) Comedia. 1h31min. Dirección: Matt Ratner
Logline: Un comediante fracasado y un dermatólogo alcohólico se dan mutuamente la confianza para enfrentar las dificultades de la vida.
En lo que respecta al elemento más crucial de una narrativa, la historia mantiene un estándar lo suficientemente alto, como cabría esperar de cualquier película profesional. Tiene un arco narrativo bien definido, apoyado por puntos de giro marcados y una estructura clásica de tres actos. Es evidente que el guion fue escrito por alguien con cierta experiencia y un cuidado real por la historia contada. El formato ligero de “dramedia” permite tanto escenas cómicas, siempre bien ubicadas, como momentos conmovedores que, afortunadamente, no cargan el ambiente, manteniendo la experiencia cinematográfica entretenida, como debe ser. Aunque el mercado de películas de “sentirse bien” parezca saturado y los temas tratados sean relativamente comunes, Standing Up, Falling Down logra sentirse fresco y original en su núcleo.
La sensibilidad sumamente inteligente al abordar temas difíciles de la vida y el paralelo siempre divertido entre los protagonistas: Scott, interpretado por Ben Schwartz, y Marty, encarnado por el polifacético Billy Crystal. Ellos hacen que esta película se destaque entre otras similares. Las actuaciones son buenas, aunque ninguna sobresale como excepcional. Naturalmente, el diálogo humorístico es el punto fuerte de Schwartz y Crystal, que entregan los chistes con un realismo difícil de lograr. Otro punto alto es la química entre ambos, que posiblemente ya existía antes del rodaje, pero fue potenciada y cuidadosamente explorada por un director con una visión clara.
A pesar del interesante contraste de edad entre los personajes principales, son sus personalidades bien desarrolladas y su variedad de defectos humanos los que los hacen, ante todo, creíbles y cercanos. Las interacciones entre estos personajes tan distintos resultan, en general, sabrosas, ya sea por su armonía o por los conflictos derivados de sus diferencias inherentes. Lo mismo se aplica a los personajes secundarios, como los miembros de la familia de Scott, todos dimensionales y reales. Al resaltar estas relaciones, los cineastas crearon paralelismos inevitables, como el excelente vínculo que Scott desarrolla con Marty y su contraste con la relación que mantiene con su padre. Lo mismo sucede con Marty y su hijo.
El diseño de producción y el vestuario también son acertados, pero, por otro lado, el ritmo de la película no está tan bien pulido. Aunque la presentación de los personajes es agradable, ralentiza el comienzo de la historia en lugar de simplemente contextualizar al espectador y sumergirlo en el mundo ficticio. Por lo general, es preferible que las acciones y reacciones de los personajes ante las circunstancias impuestas revelen orgánicamente sus rasgos más específicos.
En resumen, la película cumple su objetivo principal: contar una historia con potencial para impactar la forma en que los espectadores ven y viven la vida. Como una de las muchas lecciones que Marty sin proponérselo le da a Scott: “Los rayos rara vez caen dos veces. Pero si mantienes los ojos abiertos, pueden caer otra vez.” Standing Up, Falling Down puede resonar en cualquiera que lo vea, aunque de diferentes formas. Más allá de los nombres conocidos en el elenco, la producción por sí sola demuestra un alto nivel de calidad. Todo parece bien planeado y ejecutado, desde las palabras sabias hasta las imágenes conmovedoras. Por todas estas razones, sin duda merece un lugar en el Austin Film Festival.


Comentarios